Un día viniste,
estabas,
traías con vos todos tus silencios,
los que yo no buscaba hacer hablar.
estabas,
y yo, acostada sobre tu costado,
recordé ese día.
¿qué espíritu me posee?
¿qué viento me trae esos tiempos?
me contengo, me detengo.
hoy no te lo digo, no sé ya decirlo.
esa vez, te pedí que no te asustes
esta vez, con más años y menos convicciones
no te pido nada.
Mi cuerpo, que genera, crea,
coloca en mí una voz ajena
quizá él sí sepa,
él, que yo no soy;
pero quizá sea el tuyo el que no quiera
él, que vos no sos,
O tal vez el problema sea no otro más que este:
no saber si estamos en nuestros cuerpos
o si simplemente somos ellos.
Comentarios
Publicar un comentario