Dejarnos mojar, permeabilizarnos



Dejarnos mojar, permeabilizarnos,
no es derribar muros;
es invitar a la mirada a la fiesta de lo invisible,
es ver la grieta, el poro, los intersticios,
es oir el viento insistiendo en la ventana
y abrirla.

Es el aire recorriendo la casa, los cuerpos
inundando el espacio con olor a tierra mojada,
fuente de poder, de posibles.

Es, finalmente, descubrir la irrealidad del cemento, 
que también respira,
y dejar que una mirada microscópica
nos ponga a una risa más cerca 
de lo que sea que seamos.


Imagen relacionada




Comentarios