Aceptando inmoralidades

¡Que se callen todas las voces!
Vine a decirte algo:
(pero primero voy a escribírtelo)

Quisiera pegarte, golpearte.
Llegar a tu cuerpo con estruendo,
sentirme golpear contra tu carne,
sacudir tus estanques podridos,
y poner a circular los peces de tu acuario.

Quisiera por otra parte,  abrazarte, traspasarte.
Apretar tan fuerte tu silueta
hasta ver cómo te desintegrás
y te deshacés entero,
de todo lo que te mantiene divorciado de tus alrededores.

Quisiera ser yo y no otra,
la que te borre de este mundo
y borre junto con vos las ganas
de encontrarte en cada mañana
cada mate, cada cama.

¡Que se callen todas las voces!
Venía a decirte todo esto.

Aunque quizás sólo quería besarte
como nunca
como nada
como sin pasado o futuro
como encendiendo cada estrella de esta galaxia
en la que a nadie le importa
que este amor no tenga un final feliz.

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