Buscarte, imaginar dónde estás.
No querer preguntar
por miedo a hallar en la respuesta,
la confirmación de tu ausencia.
Suponerte actividades, diligencias, posibles coincidencias.
Aferrarme a un horario, un tiempo,
que es una distancia (más),
entre ese momento en que miro la pantalla
y el minuto antes en que sí estabas ahí.
La virtualidad de verte a través de una foto
preguntarme quién es ese que sonríe y a quién,
odiar y querer una imagen.
Recibir mensajes sin dedicatoria,
músicas
que intento descifrar como a un acertijo:
disección de frases y palabras.
Volverme tu interlocutora,
y no estar segura del inter en esa palabra,
emisora de mensajes que quedan girando
en un eterno limbo.
Recordar cada palabra tuya
que con el tiempo aprendí a usar,
loop, void, overflow.
Despedirte todos los días
y reencontrarme con vos en los sueños.
(Con modificaciones recientes)
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