y a veces también, encontrar.



Gastar por anticipado el tiempo de la muerte,

consumir el silencio del futuro

como una flor enterrada,

vivir a crédito

de la eternidad imparcial que nos espera,

poner entre las mañanas y las tardes

algo más digno de fe que el mediodía

y aprender a pararse en las palabras,

aunque estén acostadas.


Tal vez así la muerte dure menos,

la vida use otras puertas

y no se cansen tanto

los ojos que nos miran.


las palabras, los silencios, las ausencias 
de Roberto Juarroz

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